martes, 27 de julio de 2010

Una declaración desesperada

Ella apenas cortó el teléfono, salió corriendo locamente sin destino aparente.
Su impermeable bailaba al compás de los agitados pasos de altos tacones que irrumpian la solidez del cemento, y el silencio de la desolada calle acompañada de una tormentosa lluvia.
Corría y corría, no importaba pasar por las posas de agua... la lluvia era una especie de sanación mientras se acercaba a su destino.
Finalmente llegó a una casa, tocó el timbre pero no pasó nada. Golpeó la puerta muy fuerte, tanto, que la luz de otra casa se encendió para conocer a la autora de aquel llamado sin responder.

-vamos, abre la puerta por favor, abre la puerta...-

No se abrió. Paró la lluvia. Comenzó a caminar a paso lento, con la cabeza agachada, sus lágrimas se confundían con las gotas de lluvia en su rostro, y la soledad de la noche en la calle se vio interrumpida por una voz familiar para ella.

-¡Hey! ¡regresa! estaba dormido...-

Por arte de magia la sonrisa llenó de júbilo el rostro de ella y de inmediato regresó a la puerta que había golpeado.

-¡Pero mírate! estás empapada, entra, te resfriarás si sigues así...-

Respondió con un gesto amable.
Adentro era todo muy agradable, el fuego de la pequeña chimenea hechiza, el calor que ésta producía, el aroma del lugar era muy acogedor.
Él se acercó a ella, pausado, como era de costumbre, le quitó el impermeable, lo llevó a la orilla del fuego, fue a una habitación del fondo y le trajo toallas.

-¿En qué estabas pensando loca? estas completamente mojada-

-Tenía que venir. Necesito hablar contigo ahora.-

Y ambos se quedaron mirando, ninguno se atrevía a dar inicio a la conversación. En el momento, inoportunamente para ella suena un celular, era el de él.

-¿aló? ¿sí?.... ¡mi amor! sí, sí..... ¿cómo?... no te preocupes.... no, si ya vi eso, esta todo arreglado para ese día, confía en mi...... ¿cómo?.... si sabes que te amo...... te amo, besos, chao.-

Después de guardar su celular, volvió su mirada a ella y se percató del brillo de sus ojos, y del temblor de sus labios. Él iba a hablar, pero ella interrumpió.

-No lo hagas.- Advirtió ella. -No lo hagas, porque moriré si lo haces-

-¿Dé qué estás hablando?- respondió él.

-Pasa, que yo... yo... tú no puedes estar con ella-

-¿ómo?-

-Por favor... ... ... dame la oportunidad de demostrarte lo equivocado que estás si te quedas con ella-

Él la miró profundamente, las llamas de la chimenea se hicieron más imponentes, el tiempo al parecer se detuvo un momento, la lluvia volvió a presenciarse afuera en la calle, y el viento azotaba las ramas que daban a una ventana.

-No te entiendo, ¿a qué quieres llegar?-

-Quiero llegar a... ... mira... ... te amo- finalmente afirmó ella.

-No estas hablando en serio ¿cierto?-

-Esto es serio, por favor... dame una sola oportunidad de demostrarte que ella no es a quien buscas, tan sólo déjame demostrarte lo feliz que te puedo hacer... como siempre soñé... desde que te conocí y vi tu ojos por primera vez...- Desesperada dijo ella.

-¿desde que me conociste? haber... ¡cómo me vas a amar, si hace diesiséis o quince años, cuando nos conocimos, éramos párvulos! ¡es absurdo lo que dices!- Respondió él, apartándose de ella, sin quitarle los ojos de los de ella.

-No es absurdo... cuando te vi fue un mundo mágico que tuve a mis pies, cuando te vi por primera vez, por muy niños que éramos, sentí que ambos nos conocíamos de siempre... ... aquella vez sentí todo eso, por muy niña que era y como tal... sólo me sentía feliz a tu lado. Cuando volví a verte, sentí exactamente lo mismo de aquella ingenua vez... pero... ¿sabes cuál es la diferencia entre la primera vez que te vi y ahora? - El silencio invadió la habitación - La diferencia es que ahora puedo razonar lo que escucho, puedo razonar lo que veo, puedo razonar lo que pienso... y lo que siento-

Él se quedó mirandola, sus ojos no podían creer lo que decían los de ella.

-No puedo- Confesó él. -No puedo, porque a ella la amo, es a quien he esperado mi vida entera-

-¿te ves envejeciendo junto a ella? - Replicó la muchacha. -Dime, ¿te haz imaginado los hijos que puedan tener... te haz imaginado los nietos que quizá puedan darte? Pues yo sí lo he hecho contigo... y créeme, tenemos dos hijos, unos nietos maravillosos y una vejez tranquila-

-No... nunca lo había visto asi. No puedo... esto me supera. Por favor ándate. Quiero estar sólo-

Respondió él abatido por tantas palabras, aturdido de tanta declaración que parecía tan lejana para él. Agachó la cabeza y cubrió sus ojos. La tormenta de afuera ya se había silenciado y el fuego consumado.

-Por favor- insistió ella - déjame amarte... un pedazo de mi corazón se lo di a otra persona hace tiempo... el resto es tuyo- Respondió ella y se marchó.

Ël ni si quiera la acompañó a la puerta, ella tomó lentamente su impermeable mojado aún, se dirigió a la puerta y se detiene al escucharlo a él decir:

-¿Escuchas la canción que tiene el vecino?... a ti que te gusta dedicar canciones al mundo... esa es para ti-

Ella acomodó su ropa, miró la manilla de la puerta y puso atención a la canción que decía :"... justamente ahora irrumpes en mi vida, con tu cuerpo exacto y ojos de asesina, tarde como siempre... nos llega la fortuna..."
Abrió la puerta y se marchó sin cerrar la puerta. Él desde la última habitación se undía en llanto, sin poder superar su orgullo, sin si quiera pestañar, dejó que ella se marchara... tal vez, para siempre.



Fin.

6 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. ta wenaza la historia.. suele suceder q uno siempre se da cuenta tarde de las cosass.. xD

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  3. buena las historias........ deberias hacer una historia en donde matan a un director de una pelicula x jajajjaa

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  4. Espero que las historias que siguen sean iwal de buenas que "Una declaración desesperada"

    Me gusto mucho la historia ^.^

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  5. hola buena historia!
    pasa por mi blogger!

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